Para que algo sea considerado un activo, debe tener las siguientes propiedades:
✅ Son recursos que garantizan beneficios económicos a la empresa
✅ Tienen un valor monetario, es decir pueden ser convertidos en dinero
✅ La compañía es su dueña y puede demostrar la propiedad para monetizarlo.
Ahora bien, existen activos corrientes y no corrientes.
Los corrientes son los que pueden convertirse en dinero en un periodo de 12 meses o menos, como por ejemplo el dinero en caja menor, cuentas por cobrar o el inventario.
Pero aquellos activos no corrientes son los que no pueden convertirse en dinero líquido en menos de un año, como los inmuebles, vehículos o maquinaria.
¡ATENCIÓN! Ten en cuenta que algunos activos no corrientes, como los vehículos y la maquinaria, se devalúan rápidamente y pueden significar pérdidas en el largo plazo para tu empresa.
Por ello, existen opciones para tercerizar procesos como la movilidad y el transporte con empresas expertas.
Dichas soluciones permiten, por ejemplo, usar vehículos como si fueran propios sin asumir los gastos y las gestiones de ser los propietarios.
De esa manera, y gracias a modelos de pago por uso, puedes dedicar tu atención al “core” de tu negocio mientras dejas asuntos como el mantenimiento, los impuestos y los seguros en manos de un tercero con toda la experiencia.
¿Te animarías a unirte a la nueva ola del pago por uso?